Érase una vez, un lobo, que estaba cuidando su campo. De repente vio a unos cerditos. Estaban planeando mudarse al territorio del lobo. El lobo todo enfadado dejo que pasara el tiempo, para que los cerditos se dieran cuenta que estaban en el territorio del lobo. Pasaron días, semanas y el lobo estaba estresado de esperar por que no se daban cuenta. Decidió ir a unas de las casas de los tres cerditos. Todo amable le pidió a un cerdito:
-¿Puedes salir un momento de la casa?
El cerdito todo asustado le respondió que no.
El lobo ya enfadado con el cerdito por su respuesta le dijo:
-Si no sales, soplaré y la casa volaré por los aires. Y así fue; el lobo lo volvió a intentar, con otro cerdito, pero pasó lo mismo. Al final el lobo ya enfadadísimo fue a la casa del último cerdito. El lobo quiso volarla, pero por más que soplaba no lo conseguía. El lobo cansado de soplar tuvo una idea. ¡ Se colaría por la chimenea! Cuando llegó al fondo de la chimenea, gritó todo lo que pudo. Se había quemado el trasero. Después de aquel encuentro no volvió a cruzarse con
los cerditos.
-¿Puedes salir un momento de la casa?
El cerdito todo asustado le respondió que no.
El lobo ya enfadado con el cerdito por su respuesta le dijo:
-Si no sales, soplaré y la casa volaré por los aires. Y así fue; el lobo lo volvió a intentar, con otro cerdito, pero pasó lo mismo. Al final el lobo ya enfadadísimo fue a la casa del último cerdito. El lobo quiso volarla, pero por más que soplaba no lo conseguía. El lobo cansado de soplar tuvo una idea. ¡ Se colaría por la chimenea! Cuando llegó al fondo de la chimenea, gritó todo lo que pudo. Se había quemado el trasero. Después de aquel encuentro no volvió a cruzarse con
los cerditos.
Marina martinez sanchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario